“La estábamos pasando mal este año y nos preguntamos: ¿dónde podemos ir? ¡Al Mundial, por supuesto!” Las inconfundibles tonadas tucumanas resonaban en pleno centro de Doha. Entusiasmados, como todos los argentinos que circulan por Qatar, Agustín Navarria Castro y los primos Valentina y Patricio Leccese celebraban su pequeña gran victoria: armar un viaje en seis meses que los llevó, por ejemplo, a pisar suelo africano.
Valentina es abogada y pidió, expresamente, mandarle un abrazo enorme a su papá, Gerardo. “No sabés lo que va a emocionarse cuando lea esto”, enfatizó. Él también formaba parte de esta aventura, que se inició allá por junio y tomó forma a toda velocidad. Y con mucha suerte de por medio. Cuenta Patricio, que es administrador de empresas, que entró a la página de la FIFA en el momento que se largaba la venta de entradas y pudo comprarlas a las 8 de la mañana, al primer intento. “Nos mandábamos mensajes, llorábamos”, recuerda.
Agustín es contador y trabaja en el área de recursos humanos. Cuando recibió el llamado de Patricio invitándolo a sumarse no lo dudó, Como sus amigos, le tiene toda la fe a la Selección. “Pero prefiero no mandar ningún tipo de mufa, mejor no decir nada”, advierte Valentina con una comprensible dosis de sabiduría futbolera. ¿Y hasta cuándo se quedan? “Toda la primera fase… -agrega ella- Y después podemos cambiar algún pasaje, ¿no?” Saludaron rápido porque tenían una cita ineludible: el banderazo.